Medicamentos, una cuestión de Estado
Por Jorge Rachid, médico
(AW) Si existe una industria perversa, corrupta y con la mayor ganancia en el mercado mundial, es la que produce medicamentos, entre unas pocas más. Instalando una medicina que debe curar básicamente con medicamentos, publicitando la venta de los mismos, vendiéndolos hasta en los supermercados e impulsando golpes de Estado, sin asco.
Los medicamentos insumen más del 30% del gasto total de salud y en el año 2008 en Argentina alcanzó la cifra de 64.663 millones de pesos, correspondiendo a las obras sociales 20.260, al PAMI 5.465, y al Estado Nacional 18.088 millones, a los cuales se debe agregar el gasto de bolsillo y las prepagas que suman otros 20.850 pesos. O sea que más de 44.000 mil millones los paga la seguridad social - en su mayor parte con aportes de los trabajadores…”.
“El Estado debe recuperar la producción pública de medicamentos, que hoy está realizando en forma aún precaria después de años de abandono. Desde Ramón Carrillo con el EMESTA –la primera planta estatal productora de medicamentos– nuestro país ha tenido y tiene a lo largo de los años, personal técnico, desarrollo científico, formación de recursos humanos, tecnología y equipamiento como para producir al menos en una primera etapa la totalidad de la demanda hospitalaria de la atención médica primaria, que constituye el 80% del medicamento requerido”.
“ Ahí están los laboratorios nucleados en la Red de Laboratorios Productores de Medicamentos (RELAP), conformada en el 2007, que sólo provee parte del Plan Remediar desde el 2008, con esfuerzos dispersos, provinciales, universitarios, municipales, nacionales, y que recientemente fueron incorporados orgánicamente al Ministerio de Salud. Pero que para una planificación a largo plazo, aún carecen de una estrategia de crecimiento con investigación y desarrollo apuntalados por el Estado Nacional “.
“Pero una industria que factura los medicamentos con recargos que van desde un 1.000 hasta un 30.000%, en relación a su estructura de costos, se constituye en una industria perversa. Sin embargo todo el sistema corrupto que rodea a los medicamentos se podría evitar si los laboratorios públicos fuesen –además de proveedores– empresas testigos de precios por una parte, y el elemento que rompa la dependencia de estos sectores inescrupulosos. Debería preverse que los mismos laboratorios públicos, por cuenta y orden del Estado Nacional a través de sus organismos, importe los medicamentos que aún no elaboramos en nuestro país, donde sólo se agregaría el costo administrativo del trámite que nunca puede superar el 5% del costo total. Es una decisión política de trascendencia que eliminaría gran parte de la cadena corrupta que se conoce y de la que no se conoce”.
AGENCIA DE COMUNICACIÓN RODOLFO WALSH
Sunday, 8 November 2009
Medicamentos, una cuestión de Estado
Ezequiel
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