Cuando Nick Drake entregó las cintas originales de "Pink Moon" en las oficinas de Island y las abandonó sin decir mucho más, en cierto modo estaba haciendo una declaración de principios. Grabado sin ningún músico de acompañamiento, con menos de media hora de duración, con un sonido espartano y simple, y unas canciones en la mayoría de las ocasiones tremendamente breves, vino a decir algo así como: "Es tan simple, yo hago una música hermosa que es imposible que no le guste a todo el mundo. ¿Cómo lo podéis hacer vosotros tan complicado?". Les pedía que se limitasen a ponerlo a la venta y dejar que su indudable excelencia pusiera las cosas en su sitio, tras los fracasos comerciales de sus primeros dos discos. En realidad, no era tan simple entonces, y lo sigue sin ser ahora. Ese es uno de los temas recurrentes a propósito Drake: su gloriosa falta de realismo. Aunque algo menos de lo que parecía en un principio, pues es verdad que la calidad de su música ha puesto las cosas poco a poco en su sitio. Eso sí, mucho después de que Drake no pudiera seguir grabando más canciones.
Gracias a la desnudez de "Pink Moon" se puede disfrutar de la pureza de las cualidades de Drake como intérprete. Tanto en su delicada (que no frágil) y serena voz, como en los originales e intrincados dibujos de su guitarra acústica se puede apreciar una clase innata, una originalidad sin aspavientos, que se impone a las directrices de un género, el folk, que trasciende como lo hacen todos los grandes con el suyo. Sus canciones resaltan por sus tempos extraños pero nunca extravagantes (toda su música es de una estructura sólida como una roca), por la búsqueda de nuevas melodías mediante afinaciones alternativas de la guitarra y por un manejo sabio, pero siempre fresco, de su voz. Las cotas de belleza que era capaz de generar con tan escasos elementos son insuperables y sorprendentes.
Ésta es otra enorme tragedia añadida a la que supuso la absoluta ignorancia que sufrió en vida, y que paulatinamente ha ido remitiendo. Hasta convertirlo en uno de los escasos artistas de culto que, de verdad, responde a su fama sobrevenida, más allá de los tics revisionistas y esotéricos de críticos y esnobs del pop. Es verdad que mereció en vida un lugar entre los ilustres de su época. Pero muchos años después, por fin le ha sido concedido con todo merecimiento uno entre los más grandes de todos los tiempos.
Pink Moon" fue el último disco que realizó el compositor británico Nick Drake en el año 1972. Este álbum no llega a los 30 minutos de duración y así todo logra ser un disco extraordinario. Un sonido limpio, simple, con canciones muy breves, crea una estructura uniforme que se mantiene en todo el disco. Esa voz, que parece frágil (aunque no lo sea para nada) acompañada por esos hermosos arreglos de guitarra acústica y el piano en algunas canciones (también tocado por él) llevan al género "folk" a otro nivel, que pareciera impuesto por Drake. Lo increíble del disco está en que se logran canciones tan tranquilas con un sonido puro y fresco, y todo de la mano de una sola persona. Claramente, hay una elección estética al hacer todo sólo y así de simple. Para mi habla de su personalidad, era un solitario, sufría de depresión, tenía probleamas para dormir, y como dice su canción "Place to Be", parece que no encontraba su lugar en el mundo. Juntando todo esto, trata de dejar un mensaje a la gente que lo iba a escuchar en esa época o como terminó sucediendo, tiempo después. Lo que sabemos con certeza, es que éste fue su último trabajo por lo que quiero pensar, fue lo último que quería hacer. De los tres discos, mi favorito es Pink Moon. Por eso lo posteo en esta semana de los setenta y quiero que lo escuchen. No van a tardar nada y sin darse cuenta el disco va a volver a empezar. Disfrutenlo.
Por: Pastu
Nick empeoró. Se autoingresó en un hospital psiquiátrico local durante cinco semanas y después volvió a casa de sus padres. Decía que no entendía el sentido de la vida.
Como no era capaz de escribir música buscó otra cosa que hacer. Visitó la oficina de reclutamiento del ejército pero no superó la entrevista. Después lo contrataron como programador de ordenadores en la empresa de su padre, pero tuvo que viajar a Londres y vivir solo en un hotel, y a los tres días lo dejó.
Wood le dijo: «Estás teniendo problemas con las palabras». «Sí –replicó él–, no puedo pensar en palabras. No siento ninguna emoción respecto de nada. No quiero reír ni llorar. Estoy insensible, muerto por dentro».
La muerte se había producido sobre las 6 de la madrugada, debida a una sobredosis de Tryptizol. Se trata de un antidepresivo que Nick solía tomar, y que en esta ocasión había ingerido, tal vez por equivocación, en lugar de sus píldoras para dormir. El ayudante del juez de instrucción declaró que se trataba de un suicidio. Lo cierto es que Nick no dejó ninguna nota, y nunca sabremos si realmente quiso quitarse la vida.
FUENTE
Saturday, 29 August 2009
AYER EN EL PROGRAMA : Nick Drake – Pink Moon (1972)
Ezequiel
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